Las llamas volvieron a encenderse en las islas frente a Rosario, sumando un nuevo capítulo a la crisis ambiental que afecta al delta del Paraná. En las últimas horas, vecinos registraron focos de incendio visibles desde distintos puntos de la ciudad, reviviendo una postal ya habitual pero no por eso menos alarmante.
Desde la bajada Sargento Cabral hacia el norte, rosarinos lograron captar imágenes del resplandor del fuego durante la noche. También se reportaron focos en banquinas de rutas cercanas a Granadero Baigorria, según publicaciones en redes sociales.
Si bien en 2024 la actividad ígnea fue menor debido a mejores condiciones climáticas y la labor de brigadistas, los incendios no desaparecieron por completo. En enero de este año, por ejemplo, un foco de gran magnitud afectó al menos 7 kilómetros cuadrados de la Isla de Los Mástiles.
Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas y la sequedad ambiental crearon un nuevo escenario propicio para la propagación del fuego. Así, el delta volvió a arder, mientras vecinos y organizaciones ambientalistas encendieron las alarmas.
Una crisis que no cesa
Los incendios en el delta son una amenaza persistente que combina impacto ambiental, sanitario y social. Cada vez que el humo cruza el río y cubre las ciudades ribereñas, se reactiva el reclamo por medidas estructurales que pongan fin a esta problemática.
Desde hace años, diversas organizaciones insisten con la necesidad de aprobar una ley de humedales, reforzar el monitoreo aéreo y terrestre, e implementar acciones concretas contra las quemas intencionales. Sin embargo, la falta de políticas sostenidas y la judicialización parcial del conflicto mantienen abierto un escenario de impunidad e inacción.
Mientras tanto, el fuego vuelve a instalarse como protagonista, dejando en evidencia la deuda pendiente en el cuidado del ecosistema del Paraná.
